De padre a hijo: ¿cómo ha cambiado la percepción de las pensiones entre generaciones?

Durante años, las pensiones no fueron un asunto de preocupación para casi nadie. La línea que habitualmente seguía el español medio era trabajar, probablemente sin grandes cambios de empresa, y jubilarse alcanzada la edad que marcaba la ley. Nada hacía peligrar ese ingreso vitalicio una vez abandonado el mercado laboral, ni tampoco existían grandes expectativas respecto a los años de pensionista.

Sin embargo, la situación ha dado un vuelco en los últimos años. Hace dos décadas, las pensiones preocupaban a un 3% de los españoles, según los datos del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). A principios de este año, el porcentaje se situaba en el 12%, pero llegó a superar el 15%.

Dejando de lado los problemas sistémicos que afectan a la sostenibilidad de las pensiones y generan preocupación entre los españoles, lo cierto es que la percepción de la jubilación también ha cambiado entre generaciones. ¿Qué conversación tendrían sobre las pensiones un padre que se acerca a la jubilación o acaba de retirarse y un hijo que todavía tiene media vida laboral por delante?

Estabilidad frente a inestabilidad

La generación del baby boom que ahora empieza a jubilarse ha disfrutado de uno de los periodos de mayor estabilidad y crecimiento económico de la historia de nuestro país. Para sus hijos, los millennials, la historia ha sido muy diferente. Esta generación se vio afectada de lleno por la crisis financiera de 2008 y la destrucción de empleo que la siguió. Ahora, tras unos pocos años de recuperación, muchos vuelven a observar una nueva crisis en ciernes sin haber alcanzado una estabilidad laboral.

La temporalidad de los contratos ha sido una de las tónicas del empleo joven en las últimas décadas. Según el informe Juventud en España del Instituto de la Juventud (Injuve), cerca de uno de cada tres menores de 30 años con empleo está sujeto a un alto nivel de temporalidad. Además, las propias expectativas del trabajo han cambiado y es cada vez más habitual cambiar de empleador o incluso probar a aventurarse a trabajar por cuenta propia en busca de nuevas experiencias profesionales.

Cotización continua frente a irregularidad

Además de la temporalidad y el cambio de trabajo, otra de las características de las generaciones más jóvenes de trabajadores es la irregularidad en cuanto a los periodos cotizados. Mientras las generaciones anteriores disfrutaron, en líneas generales, de contratos de trabajos estables que les permitieron cotizar sin problemas durante 35 o 40 años y acceder por tanto al 100% de su pensión, la situación para sus hijos es diferente.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 33% de los menores de 25 años estaba en situación de desempleo al final del primer trimestre de este año. Este porcentaje se mantuvo por encima del 50% entre inicios de 2012 y mediados de 2015. De esta manera, es normal que una buena parte de los millennials hayan combinado periodos de trabajo más o menos estables con periodos de desempleo, lo que sin duda ha afectado a sus cotizaciones a la Seguridad Social.

Nuevos horizontes y nuevas percepciones

Los retos del sistema público de pensiones han estado más que presentes en la actualidad política y social de la última década. El equilibrio necesario para que el sistema de reparto español funcione se ha llevado al límite por causa de una serie de factores demográficos que ya hemos analizado antes. Esto ha provocado a su vez cambios legales, como el retraso en la edad de jubilación, pero también cambios en la percepción del sistema.

Así, mientras que la generación del baby boom ya ha empezado a jubilarse y muchos lo han hecho con 65 años o menos, los millennials han asumido que les tocará dejar de trabajar bastante más adelante. Al mismo tiempo, las perspectivas han cambiado y muchos trabajadores jóvenes aspiran a llegar a los 65 años con energías suficientes para continuar trabajando en aquello que les gusta o apostar por una jubilación activa.

Las expectativas y el nivel de vida

Otro de los cambios entre generaciones no viene tanto motivado por la coyuntura económica, sino por las expectativas de las generaciones más jóvenes. La imagen del pensionista como alguien que aspira a vivir tranquilo, sin grandes sobresaltos ni aventuras, rebajando su nivel de vida si es necesario, ha cambiado. Las expectativas ahora son otras y seguirán ampliándose de cara al futuro.

Cada vez más personas observan la jubilación como una nueva etapa en la vida en la que viajar, disfrutar y exprimir el tiempo para ganar experiencias que eran imposibles de realizar mientras se trabajaba. Para ello, y teniendo en cuenta en cuenta la evolución de las pensiones públicas, es recomendable apostar por el ahorro a largo plazo para disponer de una aportación extra con la que complementar la pensión de la Seguridad Social en el futuro y no tener que reducir la capacidad de gasto.