La salud mental es un elemento cada vez más importante en los planes de bienestar de los empleados y en las pólizas de salud que ofrecen las empresas, tal como recoge la 2023 Survey of Global Health Insurers de WTW. Además, más del 40 % de los trabajadores afirma que su estrés en el entorno laboral ha aumentado en los últimos dos años y la mayoría cree que se debe a estar expuestos a fuertes presiones para cumplir los plazos o a una sobrecarga de trabajo, según la Agencia Europea de Seguridad en el Trabajo.
Sin embargo, la salud mental de los empleados ya no es un tabú, y el 50 % de quienes lo sufren sienten que hoy es más fácil que en el pasado hablar de ello. Por eso, es clave saber cómo gestionar el estrés.
Los trastornos de salud mental, como el estrés y la ansiedad, son la condición médica que más ha aumentado su incidencia en las reclamaciones registradas por las aseguradoras en el último año, tal como recoge la 2023 Survey of Global Health Insurers de WTW. Para una de cada cuatro empresas de seguros, la salud mental es también la condición que implica un mayor gasto.
El impacto de los problemas de salud mental en el entorno laboral se refleja también en otros estudios. Según datos de Eurostat, uno de cada 10 trabajadores europeos declara sufrir problemas de salud como consecuencia de su trabajo. Tras los trastornos musculoesquléticos, el estrés laboral es el segundo problema de salud más frecuente entre los trabajadores. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo (INSST) de España, este tipo de estrés se genera cuando se produce una situación laboral con condiciones psicosociales adversas o desfavorables.
El estrés laboral es la respuesta a un desequilibrio entre las exigencias percibidas y las capacidades de respuesta del individuo. Entre las causas más habituales, según el INSST, están la falta de control sobre el trabajo o las tareas que se llevan a cabo, la monotonía, la necesidad de cumplir plazos muy ajustados o de trabajar a alta velocidad, la exposición a la violencia y unas condiciones de trabajo poco seguras o físicamente peligrosas.
El estrés puede provocar el descenso de la productividad y del absentismo, el aumento de las probabilidades de sufrir accidentes o la disminución de la motivación y la satisfacción.
Aprender a gestionar el estrés correctamente es fundamental, ya que afecta tanto a las personas que lo sufren como a la empresa. Según la OMS, el estrés laboral, aparte de ser un trastorno mental en sí mismo, también puede ser causa de cardiopatías, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial y dolor de cabeza, así como de trastornos músculoesqueléticos. Además, puede provocar el descenso de la productividad y del absentismo, el aumento de las probabilidades de sufrir accidentes o la disminución de la motivación y la satisfacción.
Desde el punto de vista de la organización, para reducir el estrés laboral se pueden tomar acciones como el rediseño adecuado de los puestos de trabajo, la reorganización de la jornada laboral y los turnos y descansos o la apuesta por un estilo de dirección y liderazgo participativo, tal como detallan desde el INSST. Sin embargo, a título individual también existen una serie de buenas prácticas y herramientas que pueden contribuir a gestionar el estrés laboral.
Una vez reconocidos los primeros síntomas del estrés laboral, que varían desde la irritabilidad y la desmotivación hasta alteraciones del sueño, dolores o problemas musculares, el primer paso para gestionarlo mejor es identificar qué lo causa. Puede ser una única razón o una suma de varias cosas. De acuerdo con el departamento de salud y seguridad en el trabajo de Reino Unido, las causas más habituales son:
Aunque la palabra delegar parezca decir que el trabajador estresado le pasará el problema a otro, en realidad, significa mejorar la organización del trabajo para que no solo unas pocas personas carguen con el grueso de las responsabilidades. Delegar en otros trabajadores con las aptitudes, el tiempo y los conocimientos necesarios también contribuye a mejorar organizativamente la empresa y a optimizar procesos.
La organización del trabajo y la asignación del tiempo adecuado para que cada persona desempeñe una tarea es una de las mejores herramientas para gestionar el estrés laboral. Los tiempos aplican no solo al desarrollo del trabajo, sino también a las pausas y los descansos. De la mano de los mandos intermedios y los directivos de personas, los trabajadores deben tener la opción de tomarse el tiempo que necesiten.
Las relaciones sociales en el trabajo pueden ser fuente de estrés, si generan problemas, pero también un elemento sólido en el que apoyarse durante periodos difíciles.
Las relaciones sociales en el trabajo pueden ser fuente de estrés, si generan problemas, pero también un elemento sólido en el que apoyarse durante periodos difíciles. Sentirse valorado y tenido en cuenta por el entorno y los compañeros, sentirse escuchado y entendido ante las dificultades, es clave para gestionar el estrés. La construcción de una red social sana y sólida en el trabajo debe ser una prioridad de trabajadores y directivos desde el minuto uno.
Dentro de las estrategias físicas que se pueden seguir para lidiar con el estrés (como mejorar la respiración), el biofeedback es particularmente efectivo. Esta técnica consiste en ser consciente de algunos procesos internos que, sin que nos demos cuenta, contribuyen al estrés. Son, por ejemplo, la tensión muscular, el ritmo cardíaco o la temperatura. Al igual que la mayoría de las técnicas para el estrés, el biodfeedback necesita apoyarse en un profesional que nos ayude a reconocer y controlar esos procesos internos.
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