¿Cuál ha sido, hasta el momento, el impacto de la pandemia en el sector energético en España?

El COVID-19 ha generado nuevos riesgos en el sector energético en España y en el resto del mundo, al tiempo que ha reforzado algunos de los ya existentes.

Durante lo más duro del confinamiento por la pandemia de COVID-19, muchos negocios y empresas echaron el cierre, tanto en España como en el resto del mundo. Las organizaciones que podían teletrabajar, siguieron funcionando, mientras muchas otras se vieron forzadas a parar. Sin embargo, una serie de industrias esenciales siguieron trabajando a pesar de los riesgos, ya que sin ellas el resto del sistema no podía mantenerse en pie. Es el caso de la industria energética.

La pandemia ha presentado una serie de nuevos desafíos en el sector de la energía en España y en todo el mundo, tanto a nivel comercial y financiero, como técnico y operativo. Además, ha introducido nuevos riesgos a su ya de por sí complejo panorama, mientras los riesgos clásicos del sector no han desaparecido. El informe Power Market Review 2020, de Willis Towers Watson, analiza el impacto del COVID-19 en el sector hasta el momento y el escenario que se abre en el futuro cercano.

El impacto del COVID-19 en el sector energético en España

La pandemia ha supuesto una serie de riesgos añadidos para la industria energética, relacionados tanto con el trabajo diario como con la cadena de suministro. Así, existen más probabilidades de que aumente el absentismo laboral de forma repentina, de que se produzca una interrupción de la compleja cadena de suministro, de que aumente la exposición a riesgos derivados de la dependencia de especialistas y técnicos externos a la compañía, y de que se produzca algún problema con la disponibilidad de los recursos energéticos.

Estos riesgos emergentes también cambian el escenario desde el punto de vista del sector asegurador, al que la industria transfiere la mayor parte de sus riesgos. Ante los desafíos que plantea la pandemia, los seguros deberán prestar especial atención al desarrollo de las operaciones (especialmente si implican movimientos internacionales), al mantenimiento de las instalaciones, a los planes de respuesta ante emergencias, al impacto de la situación en la demanda y a la seguridad, entre otros muchos factores.

La transición energética supone también una serie de riesgos para aquellas empresas cuya producción energética depende de los combustibles fósiles

Un futuro marcado por el cambio climático y la responsabilidad

Operar bajo criterios de respeto medioambiental, compromiso social y buen gobierno, lo que se conoce como ESG por sus siglas en inglés, tiene cada vez mayor importancia en el sector energético. Sobre todo, teniendo en cuenta la especial relación de la industria con el cambio climático y sus consecuencias. El sector está implicado tanto en las causas como en las soluciones a la crisis climática, lo que supone a su vez la aparición de nuevos riesgos ambientales.

Al hablar de cambio climático se tiende a hacer hincapié en la subida de la temperatura global, pero hay muchos otros efectos que se están notando. Uno de ellos son los cambios en la meteorología y, en particular, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos extremos, como los huracanes o las sequías prolongadas. Esto supone riesgos físicos directos para la producción y la demanda de energía, así como para la integridad de los activos de las compañías del sector.

Por otro lado, la transición energética que están acometiendo gran parte de los países hacia economías con una huella de carbono cero supone también una serie de riesgos para aquellas empresas cuya producción energética depende de los combustibles fósiles como el carbón o el petróleo. Los riesgos son tanto de carácter regulatorio como de inversión. Además, en la última década han aumentado considerablemente los litigios medioambientales, muchos de los cuales están dirigidos a compañías energéticas.

En un entorno complejo y volátil, otro de los desafíos de la industria es lograr transferir sus riesgos de forma efectiva y sin incurrir en sobrecostes

Optimizar la transferencia de riesgos en el sector energético

En un entorno complejo y volátil, con un mercado asegurador cada vez más duro, otro de los desafíos del sector energético en España es lograr transferir sus riesgos de forma efectiva y sin incurrir en sobrecostes. El informe de Willis Towers Watson analiza también cómo incluido los modelos analíticos pueden contribuir a determinar estrategias óptimas de gestión de riesgos en este escenario, teniendo en cuenta desde los riesgos ya comentados (ambientales y relacionados con el COVID-19) como los riesgos geopolíticos y los cibernéticos.

La pandemia ha llevado a la mayor parte de países a una situación sin precedentes, a encarar una crisis económica que no puede compararse con nada de lo experimentado en el último siglo. A pesar de las importantes inyecciones de dinero público, se espera una caída generalizada del PIB, especialmente acusada en los países más dañados por la pandemia, como los del sur de Europa, Estados Unidos o la India.

Esto podría añadir a corto plazo más tensión a la geopolítica global y podría poner en riesgo la viabilidad económica de muchos contratos públicos, lo que revierte directamente en el abanico de riesgos que afectan a la industria energética, con una cadena de suministro global. En definitiva, el COVID-19 ha multiplicado los nuevos riesgos del sector de la energía al tiempo que ha aumentado la incidencia de algunos de sus riesgos intrínsecos.

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