
Más planes de empleo y menos ventajas individuales: así será la nueva fiscalidad de los planes de pensiones

25 de noviembre de 2020
NUESTROS EXPERTOS:
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Edición editorial:
Juan F.SamaniegoEl proyecto de Presupuestos Generales del Estado plantea cambios en la fiscalidad de los planes de pensiones
La posibilidad lleva varios meses sobre la mesa y ha cobrado fuerza con el proyecto de nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE): se reducirán las ventajas fiscales de los planes de pensiones individuales y, a cambio, se aumentarán los incentivos para los planes de empleo promovidos desde las empresas. Si el proyecto de PGE sale adelante en el Parlamento, y se prevé que así sea, habrá cambios importantes en la fiscalidad de los planes de pensiones.
Uno de los grandes objetivos de los presupuestos llamados a ser una palanca de recuperación de la crisis provocada por el COVID-19 es reducir el déficit público. Si se cumplen las cuentas del Gobierno, este pasará del 11,3% en 2020 al 7,7% en 2021. Esta reducción se alcanzará, en su mayoría, a través de nuevas medidas de recaudación, entre las que se incluye la modificación fiscal de los planes de pensiones. A cambio, se mejorará el régimen tributario de los planes de pensiones colectivos.
La nueva fiscalidad de los planes de pensiones
El proyecto de PGE para 2021 ha tomado nota de las recomendaciones efectuadas el pasado verano por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) tras analizar la efectividad de las desgravaciones de los planes de pensiones a la hora de cumplir su objetivo, que no es otro que fomentar el ahorro individual a largo plazo. La institución concluía que, tal como están planteados, los beneficios fiscales de los planes de pensiones no cumplían su función, por lo que era necesario reformarlos.
De esta manera, el Gobierno ha incluido en el proyecto final de los presupuestos una serie de reformas tributarias para estos instrumentos de ahorro. Por un lado, se reduce de 8.000 a 2.000 euros el importe de aportaciones máximas del partícipe, tanto en planes individuales como en planes de empleo. Sin embargo, el límite conjunto de las aportaciones del partícipe y de la empresa a los planes de empleo se amplía de 8.000 euros a 10.000 euros.
Se mejoran los incentivos a los planes de empresa, avanzando en una dirección que refuerce el llamado segundo pilar de las pensiones
Esta medida significa que, mientras se reducen mucho las ventajas fiscales de los planes de pensiones individuales (sobre todo, para aquellos que más podían aportar), se mejoran los incentivos a los planes de empresa, avanzando en una dirección que refuerce el llamado segundo pilar de las pensiones, tal como sucede en otros países de nuestro entorno.
El Gobierno ha asegurado esta medida sigue las recomendaciones de la AIReF para aumentar la progresividad, ya que la mayor parte de propietarios de planes de pensiones realizan aportaciones inferiores a los 8.000 euros. Según la autoridad independiente, el 58% hace aportaciones inferiores a 1.000 euros anuales.
¿Cómo afecta la nueva fiscalidad a los ahorradores?
Los contribuyentes con ingresos más altos serán los que más afectados se vean por esta nueva medida. Hasta ahora, aportando 8.000 euros anuales a un plan de pensiones individual se podía llegar a reducir la factura fiscal en más de 3.600 euros. De hecho, según la AIReF, el 37% de los beneficiarios de estas desgravaciones pertenecen al 10% de los contribuyentes con más rentas.
Mientras que los ahorradores de rentas más bajas no se verán afectados por la nueva fiscalidad de los planes de pensiones, sí que es esperable que muchos ahorradores pasen a centrar sus esfuerzos en los planes de empresa, a partir de ahora más ventajosos. Sin embargo, aquellos que no dispongan de esa opción deberán buscar alternativas de ahorro e inversión, al menos mientras no se avance hacia una modelo de previsión social empresarial más robusto.
Las últimas reformas acordadas en el Pacto de Toledo buscan reforzar la sostenibilidad del primer pilar, pero los desafíos siguen presentes
Las alternativas del sistema
El sistema de pensiones en España sigue fundamentalmente apoyado en el primer pilar, aquel que suponen las pensiones públicas financiadas a través de la Seguridad Social. Las últimas reformas acordadas en el Pacto de Toledo buscan reforzar la sostenibilidad de este primer pilar, pero los desafíos (sobre todo, los demográficos) siguen presentes. En busca de soluciones a problemas similares, los países de nuestro entorno han optado por diferentes reformas.
El modelo de auto adhesión británico ha sido uno de los más exitosos y se apoya, precisamente, en los planes de pensiones de empresa que ahora se verán beneficiados por la nueva fiscalidad. El sistema de Reino Unido, activo desde 2012, consiste, a grandes rasgos, en que todos los empresarios están obligados a inscribir por defecto a sus empleados en algún tipo de plan de pensiones.
Además, las aportaciones a dichos planes de empresa se reparten entre el empleado, la compañía y el estado (a través de deducciones fiscales). El trabajador no está obligado a mantener el plan de pensiones y siempre puede abandonarlo, pero resulta que la inmensa mayoría no lo hace (solo lo ha hecho un 9% del total).
Se trata, en definitiva, de un sistema complementario al primer pilar que obliga a trabajadores y empresas a tomar decisiones conscientes sobre la jubilación y fomenta el ahorro a largo plazo; un objetivo que, al fin y al cabo, es compartido por todos los sistemas de pensiones.
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