
Cómo realizar una adecuada planificación de la jubilación paso a paso

29 de abril de 2021
NUESTROS EXPERTOS:
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5 minutos
Edición editorial:
Juan F.SamaniegoPensar en las pensiones es pensar en el futuro, a más largo o corto plazo. Es, también, pensar en el abandono del mercado laboral, la jubilación y una nueva etapa vital cargada de promesas y oportunidades, pero también incertidumbres. Por eso, planificar la jubilación es cada vez más importante para los españoles. Se trata, al fin y al cabo, de planificar un futuro en el que la estabilidad económica y el mantenimiento del nivel de vida están asegurados.
¿Por qué planificar la jubilación?
El futuro de las pensiones siempre ha tenido un lugar destacado entre las preocupaciones de la población. Según las encuestas mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las pensiones son percibidas en la actualidad como uno de los tres grandes problemas del país por alrededor de un 12% de la población, aunque ha habido picos superiores al 15%. De hecho, en la última década, las pensiones siempre han estado entre las principales preocupaciones de la población.
La crisis financiera de 2008 dejó al descubierto las debilidades del sistema de pensiones español, el cual, desde entonces, ha estado en tensión constante. Los desafíos demográficos que plantea una población cada vez más envejecida y los problemas de financiación que genera depender en exclusiva de las cotizaciones de la población activa (si sube el paro, como en la situación actual, disminuyen los ingresos) han puesto en riesgo el equilibrio del sistema público de pensiones.
Cada vez es más necesario ahorrar de forma complementaria, a través de los diferentes instrumentos disponibles, para así poder completar la pensión pública con otros ingresos
El escenario a medio y largo plazo es incierto, pero todo apunta a que la cuantía de la pensión de jubilación será cada vez menor en el futuro, sobre todo, para aquellos que hoy todavía tienen por delante buena parte de su carrera laboral. Por eso, cada vez es más necesario ahorrar de forma complementaria, a través de los diferentes instrumentos disponibles, para así poder completar la pensión pública con otros ingresos. Es una forma de asegurar que, una vez abandonado el mercado laboral, no perderemos calidad de vida.
Paso 1: entender qué te depara el futuro
Planificar la jubilación puede parecer complicado, pero en realidad puede hacerse en unos pocos pasos y confiando en la opinión de los expertos. Como punto de partida, debemos estimar qué nos depara el futuro. Es decir, cuánto nos va a corresponder de la pensión pública si nada cambia.
En este sentido, la Seguridad Social facilita un simulador de jubilación al que podemos acceder con el certificado electrónico. En él puede consultarse cuánto hemos cotizado, cuánto nos falta por cotizar, cuánto está previsto que percibamos de pensión y cuál será el valor real de la pensión para aquel entonces (el llamado valor deflactado). Otra opción es ponerse en contacto con nuestra entidad financiera de confianza para que nos asesoren al respecto.
Paso 2: determinar cuánto tienes que ahorrar
Una vez que nos hemos hecho una idea de cuánto podremos percibir de pensión pública (un valor que, cuanto más a largo plazo, más impreciso será), podremos determinar cuánto es necesario ahorrar. Para ello, empezaremos calculando la diferencia entre el nivel de vida que queremos tener o mantener en el futuro y lo que vamos a recibir.
Después, multiplicaremos esa cantidad por el número de meses de esperanza de vida aproximada después de la jubilación. Este es otro valor muy variable, pero nos ayuda a hacernos una idea de cuánto habrá que ahorrar en total. A partir de este valor total, podremos determinar cuánto habrá que ahorrar al mes. En este sentido, es muy importante tener en cuenta la edad y los años que nos quedan en el mercado laboral. Cuanto antes se empiece, mayores serán las probabilidades de alcanzar un objetivo de ahorro ambicioso.
Paso 3: establecer una estrategia de inversión
Una vez completados los dos primeros pasos, toca definir la estrategia de inversión. En este sentido, hay que pensar en el cuándo, el cómo y el cuánto. La primera respuesta es sencilla: cuanto antes, mejor. El ahorro constante y a muy largo plazo nos permite asumir más riesgo y, por lo tanto, recibir mayor rentabilidad. También evitará que el esfuerzo (lo que tenemos que ahorrar mes a mes) sea menor para alcanzar la cantidad deseada; y el tiempo y la regularidad en las aportaciones nos protegerán de los vaivenes del mercado.
Así, cuanto más jóvenes y más tiempo haya por delante, mayores serán las probabilidades de asumir riesgos. De la misma manera, cuanto más cerca estemos de la edad de jubilación, más prudentes habrá que ser y menos riesgo se podrá tolerar. Esto último conecta con la siguiente pregunta: el cómo. Existen multitud de herramientas de ahorro en el mercado, cada una con sus puntos fuertes.
Los planes de pensiones están ideados teniendo en cuenta el perfil de riesgo del ahorrador y permiten ir modificándolo a medida que cambian las circunstancias
Los planes de pensiones están diseñados específicamente para el ahorro a largo plazo que permite complementar la pensión pública una vez jubilados. En función de los objetivos finales, se fija una aportación periódica (lo más recomendable es hacerla mensualmente) y la suma total de la cuantía aportada más sus rendimientos se recuperan cuando la persona se jubile. Estos planes están ideados teniendo en cuenta el perfil de riesgo del ahorrador y permiten ir modificándolo con el tiempo y a medida que cambian las circunstancias.
Además de los planes de pensiones, existen otros productos financieros disponibles en el mercado, como los diferentes tipos de fondos de inversión. Es importante resaltar que tanto los planes de pensiones como el resto de productos para el ahorro a largo plazo son instrumentos de inversión. Siempre es necesario invertir para buscar la revaloración de los ahorros y compensar así la subida del nivel de vida.
Como señalábamos al principio de este apartado, cuanto más lejano esté el momento de jubilación, más decidida puede ser la estrategia de inversión. Por el contrario, cuanto más cerca se está de la edad de jubilación más conservador hay que ser y menos riesgo debe asumirse.
Paso 4: empezar y no perder la perspectiva
En todo este proceso, es recomendable dejarse asesorar por expertos en ahorro, inversiones y jubilación. Estos podrán explicarnos con claridad todas las opciones, con sus ventajas y desventajas, y ayudarnos a establecer objetivos realistas y asumibles de ahorro. Por último, una vez decidida la estrategia de inversión, el paso final es empezar a ahorrar, aportando con regularidad la cantidad que hemos estimado. Por pequeña que esta sea, a largo plazo y con constancia, se pueden conseguir grandes objetivos.
Por último, es importante tener en mente las metas y no centrarse en posibles vaivenes de los mercados financieros. A la larga, la inversión siempre va a ser positiva. Sin embargo, esto no significa que haya que olvidarse por completo de la estrategia. Siempre será necesario revisar el plan y modificarlo si se producen cambios en las condiciones (si aumenta o disminuye la renta o aumentan las cargas familiares, por ejemplo).
En conclusión, hacer una planificación adecuada de la jubilación no es algo demasiado complejo. Sabiendo cuánto podremos recibir de la pensión pública, teniendo en cuenta cuánto vamos a querer ahorrar, cuál es nuestra capacidad de ahorro y de cuánto tiempo disponemos podemos escoger la estrategia de inversión más adecuada para lograr mantener nuestro nivel de vida una vez alcanzada la edad jubilación.
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