
3 consejos para invertir tus ahorros con cabeza

28 de junio de 2022
NUESTROS EXPERTOS:
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5 minutos
Edición editorial:
Juan F.SamaniegoLos hogares españoles ahorraron en 2021 algo más del 11 % de su renta disponible. Aunque se mantiene por encima de la media de las últimas dos décadas, este porcentaje ha ido reduciéndose tras alcanzar máximos durante el inicio de pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadísica. Si bien las rentas aumentaron (de media, un 2,2 %), el ahorro disminuyó por dos factores: aumento del consumo y aumento de la inversión (se incrementó un 69 % el año pasado). Así, si estás pensando en invertir tus ahorros, esto es lo que debes tener en cuenta.
¿Por qué es necesario invertir los ahorros?
Ahorrar es apartar mes a mes una fracción de los ingresos para gastar en el futuro. Invertir es poner esos ahorros a trabajar para que generen un rendimiento y un beneficio a medio o largo plazo. Mientras que el ahorro es la herramienta más indicada para acometer objetivos a corto plazo (por ejemplo, juntar algo de dinero extra para las vacaciones) o crear un colchón financiero para emergencias, la inversión es el mejor instrumento cuando pensamos a medio y largo plazo.
En un contexto inflacionario como el actual, con los precios al alza, el dinero pierde valor a pasos agigantados. Los bienes y servicios a los que se accedía con 100 euros el año pasado son hoy mucho más reducidos. La inversión es también una herramienta para capear la volatilidad del mercado y asegurarse de que los ahorros van creciendo a medida que crece la economía. A corto plazo, a pocos meses vista, los efectos de la inflación pueden ser escasos, pero a largo plazo (10 o 20 años) son muy importantes y pueden acabar por comerse buena parte del valor de los ahorros.
Existen multitud de opciones para invertir los ahorros, adaptadas al perfil de cada ahorrador, su capacidad de inversión y el riesgo que este esté dispuesto a tolerar.
¿Qué debes tener en cuenta a la hora de invertir tus ahorros?
Existen multitud de opciones para invertir los ahorros, adaptadas al perfil de cada ahorrador, su capacidad de inversión y el riesgo que este esté dispuesto a tolerar. Algunos instrumentos permiten obtener grandes ganancias a cambio de arriesgarse a que se den también grandes pérdidas, mientras otros generan beneficios reducidos, pero garantizan que no se perderá dinero. Así, a la hora de analizar el instrumento que vamos a escoger para invertir, debemos tener en cuenta una serie de factores elementales:
- Rentabilidad. Esta se expresa en un porcentaje que debe reflejar las pérdidas y las ganancias esperadas respecto a lo que hemos invertido.
- Riesgo. Este factor nos habla del grado de seguridad de las inversiones. Normalmente, a mayor riesgo, mayor rentabilidad y menor seguridad, y viceversa.
- La volatilidad es la variabilidad de la rentabilidad de una acción respecto a su media en un periodo de tiempo determinado. Mayor volatilidad está asociada a más riesgo, dado que más probabilidad hay de desviarse de la rentabilidad esperada.
- Liquidez. Mientras no se recupere el dinero de la inversión, no habremos ganado ni perdido nada. Es decir, la rentabilidad se materializa en el momento en que se vende el activo. La liquidez es, precisamente, la capacidad que tiene dicho activo de transformarse en dinero en efectivo.
- Plazos. La mayoría de instrumentos de inversión asocian su rendimiento a un periodo de tiempo determinado.
- Diversificación. Distribuir los ahorros en diferentes productos financieros, diversificar, es la mejor forma de limitar los riesgos. Existen productos que ya están diseñados así (como los fondos de inversión o los planes de pensiones).
3 consejos para invertir tus ahorros
A la hora de invertir tus ahorros, elegir el instrumento adecuado a tus necesidades es importante, pero no es lo único a tener en cuenta. Estos son tres consejos fundamentales a tener en cuenta antes de lanzarse a una inversión.
La inversión no debe ser algo impulsivo y emocional, sino que debe ser una decisión lo más racional posible.
1. Información y reflexión
La inversión no debe ser algo impulsivo y emocional, sino que debe ser una decisión lo más racional posible. Para ello, lo primero es pensar qué tipo de ahorrador somos, cuánto riesgo estamos dispuestos a tolerar (por ejemplo, si la inversión pierde un 10 % de un día para otro, ¿correríamos a retirar el dinero o aguantaríamos?), cuál es nuestra capacidad de inversión o cuánto somos capaces de ahorrar, nuestro conocimiento del mercado financiero, qué objetivos nos marcamos y cuánto tiempo mantendremos la inversión, etc.
Otro paso importante es informarse sobre las opciones disponibles en el mercado, que son muy variadas y adaptadas a todos los tipos de ahorradores. Para ello, podemos apoyarnos en los expertos de nuestra entidad financiera de confianza y siempre buscar información clara y transparente, en la que no se oculte la letra pequeña de los riesgos o de las comisiones.
2. Fijar objetivos y planificar
Una vez que tengamos claro nuestro perfil ahorrador y nuestros objetivos, podremos planificar la inversión y elegir el producto o los productos en los que invertir los ahorros. Es muy importante tener en cuenta que la constancia y la regularidad son las claves de una buena inversión, así que es mejor planificar aportaciones periódicas, aunque sean pequeñas, que una gran inversión anual.
A la hora de elegir uno de los muchos productos disponibles, también es importante tener en cuenta cuál es nuestro nivel de conocimiento. Si este no es muy elevado, siempre es más recomendable invertir a través de instrumentos como los fondos o los planes de pensiones, en los que la gestión la hace un experto, y no aventurarse a opciones más complicadas y arriesgadas como la compraventa de acciones.
Por último, los productos varían en función de los plazos que nos hayamos marcado. Si tenemos un objetivo a medio plazo (por ejemplo, ahorrar para pagar una entrada de una vivienda en cinco años), es mejor no optar por inversiones muy arriesgadas que puedan hacernos perder dinero. Pero si el objetivo está lejano en el tiempo (por ejemplo, tenemos 35 años y empezamos a ahorrar para la jubilación), podremos tolerar más riesgo y más rentabilidad.
3. Aguantar y no tomar decisiones impulsivas
Si hemos hecho el trabajo anterior a conciencia y conocemos nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades como inversor, es el momento de empezar con las aportaciones. Todos los expertos recomiendan aislarse de los vaivenes del mercado para no tomar decisiones impulsivas, presa del pánico si hay una caída del valor o de un exceso de optimismo si los precios suben. Para ello, es recomendable revisar la marcha de las inversiones con regularidad, pero no demasiado a menudo. Lo mejor es confiar en que la inversión a medio o largo plazo ayudará a que nuestros ahorros no pierdan valor.
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