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La desconexión digital: cómo evitar el síndrome del trabajador quemado

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18 de junio de 2019

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Tiempo de lectura
5 minutos

Edición editorial:

Juan F.Samaniego

En un mundo cada vez más globalizado y en el que, gracias o a pesar de, todos estamos conectados y recibiendo estímulos constantes, la conexión permanente con nuestro entorno laboral, en muchas ocasiones, puede llegar a generar situaciones de estrés al profesional.

En los últimos veinte años los trabajadores hemos experimentado una profunda transformación en lo que se refiere a nuestra forma de relacionarnos con el ejercicio de nuestra profesión. Hemos pasado de irnos a casa y tener un desconocimiento absoluto de lo que sucedía en el trabajo en el momento en el que salíamos por la puerta de la oficina, a estar siempre conectados.

En cierto modo, podríamos decir que conocemos casi en “streaming” el estado de todos los asuntos que tenemos encima de la mesa. Esta situación laboral, unida a la cultura de la inmediatez, ha provocado que muchos de nosotros sintamos la necesidad de dar y obtener una respuesta inmediata a y ante cualquier cuestión en la que estemos involucrados; en ocasiones, hasta se nos exige de forma expresa o implícita disponibilidad 24 horas 365 días para “apagar” unos “fuegos” hipotéticos que puedan darse. Este contexto nos sitúa en una posición en la que nos encontramos en un estado en alerta constante.

Qué es el derecho a la desconexión digital

El derecho a la desconexión digital se entiende como un límite legal al hecho de la utilización de las tecnologías de la comunicación por parte de los trabajadores de las empresas, con el objetivo de garantizar sus periodos de descanso y vacaciones; queriendo evitar así los casos de “Burn out” o síndrome del trabajador quemado, producido por un estrés crónico y que recientemente ha sido incluido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Clasificación Internacional de Enfermedades.

Este derecho, entre otros derechos digitales de los que podéis encontrar toda la información en este post, se ha mencionado en la transposición de un Reglamento Europeo al ordenamiento jurídico español a través de la Ley Orgánica 3/2018 de 5 de diciembre de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. El derecho a la desconexión digital se señala en el punto V del preámbulo de la Ley y lo enmarca en el derecho a la intimidad, un derecho fundamental que, por otro lado, ya aparece recogido en la Constitución Española.

Artículo 88 de la Ley Orgánica 3/2018

El derecho a la desconexión digital se entiende como un límite legal al hecho de la utilización de las tecnologías de la comunicación por parte de los trabajadores de las empresas

En concreto, el artículo 88 de la Ley Orgánica 3/2018 establece que “Los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar.”. Además, se indica que “las modalidades de ejercicio de este derecho atenderán a la naturaleza y objeto de la relación laboral, potenciarán el derecho a la conciliación de la actividad laboral y la vida personal y familiar y se sujetarán a lo establecido en la negociación colectiva o, en su defecto, a lo acordado entre la empresa y los representantes de los trabajadores”.

La desconexión digital como garantía

Ahora bien, ¿cómo se pretende garantizar esta desconexión digital? La respuesta la encontramos en el punto número tercero del artículo 88, en el que se establece que “El empleador, […], elaborará una política interna dirigida a trabajadores, […], en la que definirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática. […]”.

En la redacción de este articulado se pone en valor el derecho a la desconexión digital y parece que se establecen una serie de pautas a modo de protocolo. Sin embargo, a la espera de nueva regulación que desarrolle esta Ley Orgánica, no se da información acerca de qué medidas reales deben ser aplicadas para garantizarlo ni qué consecuencias puede tener su incumplimiento.

En definitiva, según nuestra opinión como expertos en el área de Health&Benefits de Willis Towers Watson, la pretensión del legislador con esta nueva regulación no es otra que paliar y limitar, en la medida de lo posible, una situación que no es nada beneficiosa ni para el empleado ni para la empresa. No en vano, el activo más importante que tiene una organización son sus empleados, y es bueno y positivo para ambas partes que éstos puedan disfrutar, con garantías, de su periodo vacacional y descanso.

Facilitar la conciliación de la vida personal y profesional, por ejemplo, es uno de los aspectos más importantes de un entorno laboral saludable,

Cómo evitar caer en el síndrome del trabajador quemado

Sin duda, la reciente aprobación de la Ley Orgánica que pretende garantizar la desconexión digital de los trabajadores es un paso clave para paliar el que la Organización Mundial de la Salud acaba de definir como el síndrome del trabajador quemado, pero también hay ciertas prácticas que las empresas pueden poner en marcha con ese mismo fin.

Conciliación de la vida personal y profesional

Facilitar la conciliación de la vida personal y profesional, por ejemplo, es uno de los aspectos más importantes de un entorno laboral saludable, hasta el punto de que una buena política de conciliación no solo previene el estrés de los empleados, sino que aumenta su compromiso con la empresa. En este sentido, hay dos conceptos clave:

  • El flexiworking, que busca que el empleado trabaje con sus propios ritmos, sin cumplir con un horario estricto, siempre y cuando cumpla con los objetivos empresariales.
  • Y el teletrabajo, que permite al profesional trabajar en casa o en la oficina en función de sus necesidades.

Promover el ejercicio físico

Por otro lado, el ejercicio físico es, probablemente, la primera recomendación que la mayoría de los médicos harían a una persona con estrés. Por ello, muchas empresas han empezado a promover el deporte tanto fuera como dentro del trabajo con iniciativas muy diversas. Algunos ejemplos:

  • Implantación de plataformas como Gympass, que permiten al empleado acceder a una amplia red de gimnasios por un precio reducido.
  • Creación de “córners” de comida sana dentro de la oficina.
  • Fomento de la movilidad a pie o en bicicleta mediante la incorporación de espacios reservados para aparcar las bicis o zonas de aseo para ducharse y cambiarse de ropa.

Las opciones son múltiples, y todas ellas persiguen un mismo fin, beneficioso tanto para los empleados como para la empresa. No en vano, un empleado menos estresado y con mayor sensación de control sobre su tiempo, es un empleado más comprometido.

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